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La alimentación de cada miembro de la familia según su edad y su estado

Para que los padres puedan decidir con mayor criterio sobre la alimentación de la familia, es necesario tener en cuenta:


La alimentación de la embarazada.
Una mujer en embarazo debe recibir una alimentación variada, suficiente y nutritiva para formar en el vientre a su hijo, por lo tanto debe consumir especialmente alimentos protectores o constructores como las mezclas vegetales, los frijoles, las arvejas, las lentejas o el maní. Si se dispone de leche y carne así sea en pequeña cantidad debe distribuirse en las tres comidas del día. También debe consumir abundantemente alimentos reguladores en ensaladas, sopas de verduras y jugos de frutas.


Los alimentos energéticos como el maíz, el arroz, el trigo, el plátano, la papa, la yuca, el azúcar y las grasas se deben consumir en buena cantidad si la madre realiza un trabajo pesado, por el contrario, si la madre realiza trabajos livianos se deben consumir en poca cantidad.

La mujer en embarazo debe cuidarse de no comer en exceso alimentos energéticos porque puede engordarse demasiado y tener complicaciones durante el embarazo y más tarde en el parto.

Debe también tener especial cuidado de no tomar bebidas alcohólicas, demasiado café o comidas muy condimentadas.


La alimentación de la madre lactante.
La alimentación variada y en especial rica en líquidos asegura una lactancia prolongada que favorecerá al niño, pues su desarrollo normal depende del suministro adecuado de la leche materna, que es el único alimento que le proporciona no sólo sustancias nutritivas, sino también las defensas orgánicas que le permitirán ser fuerte y resistir muchas enfermedades.


En la alimentación de la madre lactante se debe procurar combinar alimentos como mezclas vegetales, frutas, hortalizas, carnes, fríjol, lentejas, garbanzos y arvejas en comidas apetitosas y de buen gusto como caldos, ensaladas, sopas, jugos, leche y agua hervida.


La alimentación del lactante.
Se considera lactante al niño desde su nacimiento, hasta cuando cumple un año .

La leche materna es el único alimento que debe recibir el niño hasta el cuarto mes. Además de contener todas las sustancias nutritivas para el desarrollo fuerte y saludable del niño, la leche materna transmite al niño las defensas contra las enfermedades, está libre de contaminación y estrecha la relación de cariño madre-hijo.

A medida que el niño va creciendo, requiere además de la leche materna, otros alimentos. Al finalizar el cuarto mes y sin suspender la leche materna el niño debe tomar jugos de frutas como guayaba, mango y naranja; más adelante debe tomar coladas y sopas de hortalizas como zanahoria y auyama; de leguminosas como frijoles y lentejas; también carne molida y huevo.


Al finalizar el primer año de vida, la alimentación del niño debe ser igual a lo que consume el resto de la familia, sin suspender el consumo de la leche materna.

Es recomendable que la madre ofrezca la alimentación al lactante en forma agradable y progresiva para que aprenda a diferenciar los colores, los sabores y la consistencia de los alimentos. Estas experiencias en el acto de comer juegan un papel muy importante porque además de alimentar al niño lo inducen a la formación de buenos hábitos alimentarios.

El acto de comer debe ser para el niño una experiencia muy agradable, en ningún momento debe ser desagradable o negativa.



Alimentación del pre-escolar.
Se considera pre-escolar al niño menor de 6 años. En este período de vida se definen muchos de los hábitos alimentarios de una persona, por esta razón los padres son las personas más indicadas para enseñar a los niños a consumir todos los alimentos.

Los padres deben tener en cuenta que en la adquisición de los hábitos alimentarios juegan papeles importantísimos la presentación de los alimentos, su olor y su sabor pero también es fundamental su propia actitud (la de usted) frente a los alimentos, si usted no se come las verduras o ensaladas, es muy probable que sus hijos tampoco las coman. Los hijos ven en sus padres un patrón de identificación e imitarán muchas de sus acciones.


Los niños deben comer en un ambiente tranquilo, agradable, rodeado de cariño, sin que los alimentos representen para él, premio o castigo.

Durante esta época el organismo del niño debe recibir alimentos protectores o constructores, reguladores y energéticos por que tienen que responder a las necesidades de crecimiento y desarrollo; por ello deben consumir jugos, frutas, ensaladas, sopas de verduras, leche, queso, fríjoles, maní, arvejas, habichuelas, lentejas, azúcares y grasas.

No es conveniente dar a los niños helados, dulces y gaseosas, especialmente antes de las comidas, por que éstos pueden disminuir el apetito y es por esta razón por la que con frecuencia los niños rechazan la comida.


La alimentación del escolar.
Se considera escolar al niño entre los seis y los doce años. Debido al estudio y al deporte su actividad física y mental es mayor, y aunque su crecimiento continúa con menor velocidad el apetito se aumenta considerablemente.


Se debe procurar que cada comida que consuma el escolar sea variada y abundante. Que contenga alimentos protectores o constructores como las leguminosas, la leche, la carne y las mezclas vegetales; alimentos reguladores como las frutas y las verduras; y alimentos energéticos como los cereales, los azúcares y las grasas.


La alimentación del adolescente.
La adolescencia es un puente entre la niñez y la edad adulta. En esta época hay un crecimiento acelerado del organismo, el cuerpo empieza a tomar características de adulto y la mente es sometida a muchas experiencias y aprendizajes.


Para satisfacer las demandas nutricionales del organismo en esta época la alimentación debe ser variada, muy abundante y especialmente rica en calorías, vitaminas, minerales y proteínas. Para obtener estas sustancias nutritivas se deben consumir especialmente frutas, hortalizas, leche, carve, fríjoles, arvejas, lentejas, habichuelas, maní, carne, cereales, dulces y grasas.


La alimentación del adulto.
Durante este periodo el organismo deja de crecer en longitud y completa su desarrollo físico y mental.

La alimentación del adulto debe planearse con el mismo cuidado e interés que la de otras edades. Si bien el adulto ya no tiene necesidades nutricionales por crecimiento, si tiene necesidades de conservación de tejidos, mantenimiento de la vida y adaptación del organismo para el trabajo físico e intelectual.


El adulto debe mezclar en cada comida alimentos protectores, reguladores y energéticos.

Si su trabajo es fuerte debe aumentar el consumo de alimentos energéticos como la panela, el chocolate, el azúcar, el pan, el arroz, el maíz, la papa, la yuca, el plátano y otros.


La alimentación normal del anciano.
Esta etapa de la vida comienza después de los sesenta años y presenta algunas características como incapacidad física para muchas actividades fuertes, falta de apetito, pérdida parcial o total de la dentadura, regeneración lenta de los huesos, cicatrización tardía de las heridas, predisposición a la anemia y menos resistencia contra las enfermedades.


El anciano debe consumir especialmente abundantes líquidos, frutas y verduras frescas, leche, huevo, fríjoles y mezclas vegetales.

Debido a la disminución de la actividad física es importante reducir el consumo de alimentos energéticos como el azúcar, la panela, los dulces, los pasteles, los aceites, las mantequillas, los alimentos fritos, la papa, el plátano y otros.


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Algunos consejos útiles sobre alimentos

A continuación le ofrecemos algunos consejos útiles para el correcto almacenamiento y el adecuado aprovechamiento de los alimentos adquiridos en su mercado.

La leche.
  • Debe hervirla de cinco (5) a diez (10) minutos revolviendo constantemente para evitar que se riegue.
  • Una vez hervida debe dejarla enfriar y conservarla en una vasija muy limpia y bien tapada, en un sitio fresco o en nevera, para evitar su contaminación.
Las carnes.
  • Se pueden conservar salándolas, secándolas al sol, ahumándolas o refrigerarlas.
  • Se deben guardar en un lugar seco y frío, protegido del polvo y de los insectos.
  • El método más apropiado es guardar la carne en bolsas plásticas en el congelador. En cada bolsa guarde las porciones necesarias para cada día. Descongele únicamente las porciones que vaya a consumir.


Las grasas.
  • Se deben guardar en un lugar fresco, lejos de alimentos que producen olores fuertes como el ajo y la cebolla.
La hortalizas.
  • Guardar en un lugar fresco, en bolsas plásticas o de papel para que no se sequen, o en la nevera retiradas del congelador.
  • Para cocinarlas pártalas, de preferencia con la mano, en trozos grandes y hágalo en poca agua. Agréguelas cuando el agua esté hirviendo. Tape la vasija y déjelas hervir por poco tiempo. Nunca les debe agregar bicarbonato de soda.
Las frutas.
  • Se deben guardar en un sitio limpio y fresco. Revíselas frecuentemente y retire las que se empiecen a podrir.
  • Para consumirlas recuerde siempre que deben ser frescas, maduras, crudas, y lavadas con agua limpia. Las ensaladas y los jugos se deben preparar pocos minutos antes de servir.


Las leguminosas (arveja, lenteja, frijol, maní).
  • Guardar en un sitio limpio, seco y alejado del suelo utilizando un recipiente con tapa.
  • Para prepararlas retire los granos dañados y las impurezas. Lávese muy bien con agua limpia, déjelas en remojo desde el día anterior y cocínelas en la misma agua.
Los cereales (arroz, maíz, trigo) y los azúcares.
  • Se deben guardar en un sitio limpio, seco y alejado del suelo utilizando un recipiente con tapa.
  • Para prepararlos lávese muy bien con agua limpia y retire los granos dañados y las impurezas.
Las raíces, los tubérculos y los plátanos.
  • Se deben guardar en un lugar limpio y fresco, alejado del suelo.
  • La yuca debe guardarse en un lugar limpio y húmedo.
  • Para su preparación, se debe lavar antes y después de pelaros y desechar las partes dañadas.
Lave muy bien los alimentos antes de prepararlos y asegúrese que permanezcan limpios hasta el momento de consumirlos.